¿Cómo se expresa la tristeza en las personas que la padecen?
La tristeza es una de las emociones básicas de las personas, una emoción incómoda y con mala prensa, pero, como todas, necesaria para poder transitar en algunos momentos difíciles de la vida y poder terminar de dejarlos atrás.
Como todas las emociones, la tristeza tiene una función, un motivo de existencia: sentir tristeza nos hace darnos cuenta de que hemos sufrido por algo, de que quizás hemos perdido a alguien o algo y por lo tanto estamos viviendo un proceso de duelo, que debemos despedirnos de alguien que ya no está en nuestra vida o de algo que ya no volveremos a tener.
También es la reacción posterior a situaciones de fracaso, a desengaños o frustraciones.
En definitiva, la tristeza es una de las emociones que catalogamos como negativas pero que nos ayuda a pasar y superar algunos momentos difíciles en la vida.
Cuando un periodo de tristeza se extiende en el tiempo y la persona no acaba de pasar página o superar aquella situación, es cuando empezamos a pensar en un trastorno psicológico o psiquiátrico. Hablamos de la depresión como el estado permanente de tristeza que invalida el funcionamiento habitual y adaptativo de la persona en su vida. Pero eso es otro tema ...
A nivel de funcionamiento cerebral, la tristeza se traduce principalmente en un déficit de la producción de dopamina y serotonina. Un nivel bajo de dopamina produce apatía, pérdida de interés por las cosas y cambios en el estado de ánimo. La serotonina, cuando se encuentra en niveles bajos, nos hace tener pensamientos más negativos, sentimientos de desesperanza y también estrés en el organismo.
¿Cómo se expresa la tristeza en las personas que la padecen?
¿Cómo podemos saber que estamos tristes o reconocer que una persona de nuestro alrededor
está triste?
Una de las señales más evidentes es el llanto. Cuando estamos tristes, lloramos. Pero hay otras manifestaciones de la tristeza que nos pueden dar pistas de que algo no está bien:
Alteración del sueño
Necesidad de dormir más y constantemente, o bien insomnio
Alteración de la alimentación
También por exceso (aumento del apetito, comer compulsivamente) o bien por defecto (nudo en el estómago, sensación de desgana permanente)
Disminución de las actividades físicas
Dejar de hacer actividades físicas o el deporte que antes formaba parte de nuestra vida diaria.
Desgana o apatía general por todo
Pérdida de interés general por lo que ocurre a nuestro alrededor.
Aislamiento social
Disminución considerable de las actividades que impliquen tener relación con otras personas.
No tener objetivos inmediatos
Sentir que nos cuesta ilusionarnos y dejar de hacer planes de futuro.
Cambios en la expresión de las diversas emociones
La relación con los demás se vuelve más forzada, poco natural.
Malestares físicos o somatizaciones
Expresiones físicas que indican que algo no va bien, como contracturas, dolores de espalda o migrañas, problemas estomacales, etc.
¿Y qué nos va bien en momentos de tristeza?
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Porque si aceptas tus emociones, cambias tu vida.
Anna Romeu, colegiada nº 11336 del COPC
Presidenta Emergencias del COPC y representante Española en EFPA Crisis & Disaster División
Especializada en Educación Emocional, Terapias y Formaciones
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