Aunque pensamos que somos seres muy racionales y que siempre razonamos las cosas, la verdad es que somos totalmente lo contrario y que son nuestras emociones las que dictan la mayoría de nuestras conductas y pensamientos.
Seguro que has observado un fenómeno que se da muy a menudo en las personas a tu alrededor:
Son situaciones cotidianas, pero hay muchas otras aún más insignificantes, como empezar un libro, que no te guste, y seguir igualmente hasta terminarlo.
También muy a menudo empiezas a ver una película que no te gusta y la sigues viendo hasta el final, te cuesta dejarla a medias. O incluso seguro que te ha pasado estar en un restaurante, pedir un plato y comértelo todo aunque no tienes hambre o no te acaba de gustar.
¿Por qué tenemos ese comportamiento?
¿Qué nos lleva a seguir invirtiendo fuerzas, energías, tiempo o dinero en situaciones que sabemos a ciencia cierta que no queremos para nosotros? O a veces incluso que no son buenas para nosotros.
¿Por qué seguimos en vez de darlo por finalizado a tiempo?
La respuesta la encontraron unos psicólogos llamados Daniel Kahneman y Amos Tversky en la década de los 70. Ellos explicaron que no es lo mismo ganar que perder; la idea de perder tiene más impacto en nuestro cerebro que la de ganar, lo que hace que, antes de permitirnos tener la sensación de pérdida, invertimos muchos más recursos en aquella situación de lo que realmente vale con la ilusión que quizá en algún momento terminará saliendo bien. Aunque la mayoría de las veces no es así y acabamos dejándolo estar.
Esto es lo que ellos llamaron
el “sesgo del coste hundido”.
Por culpa de esta sensación seguimos insistiendo, en muchas ocasiones, en mantener situaciones que no nos hacen bien o que directamente nos son perjudiciales. Curioso ¿verdad? Pero perfectamente observable continuamente y muy revelador cuando entendemos lo que nos pasa en este tipo de trampas mentales. No queremos tener la sensación de haber desperdiciado recursos y paradójicamente así seguimos derrochando más en vez de dejarlo estar.
¿Qué podemos hacer, pues, para evitar caer en esta falacia?
Por desgracia no podemos hacer mucho, es un fenómeno totalmente inconsciente que se produce antes de que nuestra conciencia nos pueda desvelar qué está pasando. Nadie escapa de ella un momento u otro, no se trata ni de ser más inteligente ni más espabilado.
Lo que sí podemos hacer es tenerlo presente.
La información es poder y conocer este sesgo, saber que todas las personas funcionamos así, puede ayudarnos a tomar la difícil decisión de detener nuestros esfuerzos cuando es necesario a través de hacernos conscientes de lo que está pasando.
A veces podemos solos, otras muchas necesitamos ayuda y acompañamiento para detener ciertas situaciones que nos son muy perjudiciales.
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