La ira es otra de las emociones básicas peor comprendidas,
ya que se define como negativa cuando en realidad es nuestra gran aliada para fomentar el cambio o salir de situaciones que nos son perjudiciales.
¿Cuándo sentimos ira?
Cuando nos tratan mal, cuando somos víctimas de injusticias, cuando alguien nos provoca o nos desprecia, cuando no conseguimos lo que queremos o cuando alguien nos hiere con sus palabras o acciones.
¿Qué tienen en común todas estas situaciones?
Que no son situaciones agradables o tolerables para nosotros.
Al contrario, son situaciones que requieren nuestra acción, es necesario que hagamos algo porque no son situaciones que debemos seguir tolerando. La ira (o enojo, o enfado en diversos grados e intensidades) es la emoción que provoca esta acción, que nos empuja a movernos y cambiar esta situación en la que nos encontramos y de la que debemos salir.
Así pues, la ira sirve para:
Promover la acción en situaciones de amenaza, injusticia o maltrato percibidos
Regular las interacciones con otras personas y no dejarnos pisar o abusar por los demás.
Aumentar nuestra capacidad de ser escuchados o respetados.
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No debemos confundir la emoción transitoria de la ira, tan necesaria para actuar en situaciones como las que hemos descrito anteriormente, con la hostilidad, por ejemplo, una sensación permanente de rechazo social, de no aceptación general de las situaciones sociales en la que nos encontramos.
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La ira tiene una triple manifestación, que coinciden con su orden de expresión:
Corporal
Cuando nos enfadamos, lo primero que notamos es que nuestro cuerpo reacciona en forma de tensión y activación, la respiración acelera su ritmo, sentimos la necesidad de hacer algo con las piernas o las manos debido a la tensión muscular (patadas, golpes de puño, etc.) y percibimos el entorno como amenazante.
Cognitiva
Ya que la ira aparece en situaciones que se consideran injustas o amenazantes para la persona, el pensamiento tiende a ser un reforzador de esta percepción, de forma que hay manifestaciones como "Esto es intolerable", "Ya tengo bastante" o " Si no hago algo esto no acabará nunca ".
Conductual
A consecuencia de las manifestaciones cognitivas y las reacciones corporales, tenemos la necesidad de actuar y así lo hacemos. Según la capacidad de gestión emocional de la persona, la manifestación conductual de la persona será más o menos agresiva y perjudicial para su entorno. En todos los casos hay un nivel alto de impulsividad, así que la práctica de la gestión emocional se hace imprescindible para evitar consecuencias lamentables.
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La ira es la energía que nos impulsa a actuar y hacer los cambios necesarios de cara a recuperar el bienestar personal. Pero mal gestionada o mal expresada, puede ser una fuente de más conflictos con el entorno.
Lo más importante, por lo tanto, es tener una buena educación en la gestión de la ira. El próximo post será sobre la gestión de la ira, pero mientras tanto ...
¿Qué haces tú cuando te enfadas?
¿Qué estrategias te ayudan a gestionar tu ira?
Si aceptas tus emociones, cambias tu vida.
Anna Romeu, colegiada nº 11336 del COPC
Presidenta Emergencias del COPC y representante Española en EFPA Crisis & Disaster División
Especializada en Educación Emocional, Terapias y Formaciones
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