Una conversación ficticia, pero basada en hechos reales, podría ir más o menos así:
- (ella) Este fin de semana no me lo he pasado muy bien, tú estabas pendiente de todos menos de mí, ¿por qué has pasado tanto de mí?
- (él) No he pasado de ti, estábamos con nuestros amigos y nos lo pasábamos bien. ¿Cuál es el problema?
- (ella) Pues que no me has hecho ni caso. Nunca me haces caso cuando hay más gente. Siempre es igual, tú vas a la tuya, eres muy egoísta.
- (él) ¡Vamos, no exageres ni empieces con la lagrimita, como siempre!
- (ella) ¿Ves como no me entiendes? ¡Sólo intento que veas que esto no lo haces bien, que pasas de mí y sólo has estado pendiente de los demás! ¿Y yo qué? ¿Qué quieres que haga, que haga como que todo va bien cuando estás pasando de mí? Además, te pasaste con el cava y quedaste en ridículo, que lo sepas.
- (él) ¿Ahora tienes ganas de pelea? ¡Yo paso eh, a mí no me busques!
A partir de aquí, seguramente la conversación no va a mejor. Este es el inicio ideal de una discusión más o menos larga, más o menos intensa, sobre un tema recurrente en la pareja:
La gestión de las diferentes necesidades afectivas dentro de la pareja
Esta conversación tan corta contiene casi todos los ingredientes necesarios para llegar a una situación de conflicto: queja, generalización, resistencia a la comunicación, actitud de victimismo, culpabilización mutua y finalmente bloqueo de la comunicación. Todas estas actitudes dificultan que las dos personas se entiendan y puedan llegar al punto de conexión emocional necesario.
La forma en que una pareja inicia la conversación sobre un posible conflicto, cómo se desarrollan estrategias de escucha activa de los argumentos del otro y cómo finalmente llegan a un punto final (de consenso si todo va bien, o de desunión si no lo saben llevar bien) es en gran parte lo que determina el bienestar de las dos personas que conforman la pareja. En definitiva, hablamos de comunicación y de gestión del conflicto.
John y Julie Gottman hablan de las cuatro actitudes principales que dañan la correcta comunicación dentro de la pareja:
La crítica
La actitud defensiva
El desprecio
Encontramos ejemplos de las cuatro actitudes en la conversación del inicio, si nos fijamos.
Si este es su patrón general de comunicación, esta pareja está destinada a no entenderse fácilmente.
¿Cuál es el esfuerzo que deben hacer las parejas para llegar a un mejor entendimiento y, por tanto, a una conexión emocional que les proporcionará bienestar?
Combatir estas cuatro actitudes con otras más adaptativas y que faciliten la unión:
Pasar de la crítica general a la expresión concreta de lo que no ha gustado
Pasar de la actitud defensiva a una actitud de escucha y atención a la demanda del otro.
Pasar del desprecio al aprecio de las necesidades del otro
Pasar de la obstrucción de la comunicación a la regulación dentro de la pareja y la facilitación del entendimiento.
No hay nadie que escape de estas actitudes cuando hay algún tipo de conflicto dentro de la pareja.
Como hemos dicho a menudo, la unión de dos personas es fuente de conflicto y diferencias individuales por definición, ya que cada uno llega a esta pareja con su propia historia y manera de ser.
Lo que determina que una pareja funcione o sea fuente de infelicidad no es si hay conflicto o no (el conflicto está siempre, en un momento u otro, es inevitable) sino cómo la pareja gestiona este conflicto, cómo llegan a la conexión y promueven el bienestar de los dos con la buena gestión del mismo.
Te invito a ver la entrevista que hay a continuación donde hablo del ciclo del amor, ruptura de pareja, desamor y emociones.
Si aceptas tus emociones, cambias tu vida.
Anna Romeu, colegiada nº 11336 del COPC
Presidenta Emergencias del COPC y representante Española en EFPA Crisis & Disaster División
Especializada en Educación Emocional, Terapias y Formaciones
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