Uno de los inconvenientes de ser una Persona con Alta Sensibilidad (PAS) es el hecho de llegar con más facilidad que los demás a un punto elevado de hiperactivación, de sentir que todo lo que estás sintiendo te supera y ya no puedes reaccionar de una forma efectiva.
Al igual que el dolor físico nos protege de seguir exponiéndonos a lo que nos está destruyendo el cuerpo o incluso nos puede costar la vida, la sensación de sobre-estimulación nos protege de seguir manteniendo un ritmo o una exposición excesiva a situaciones que nos son adversas, a momentos de excesiva estimulación para nosotros.
Así pues, el aspecto de nuestra personalidad que vivimos como negativo en realidad es nuestra protección ante el exceso de estimulación de una situación que tenemos que parar, es como nuestra señal de alarma particular.
Visto así, queda claro que le tenemos que hacer caso y parar, ¿verdad?
Podemos estar hablando de una situación concreta que nos es demasiado estresante (como un concierto con demasiada gente y ruido que se alarga de madrugada, una discusión con alguien que toma tintes demasiado agresivo o haber dormido muy poco una noche) o de una temporada, unos días o semanas en los que no hemos podido cuidarnos, descansar y protegernos como es debido y que se ha alargado en el tiempo (exceso de trabajo que provoca estrés, una enfermedad larga o problemas con alguien cercano).
En cualquiera de los dos casos, notaremos algunas señales que nos harán darnos cuenta del hecho de estar sobre-estimulados: es muy importante aprender a leer las señales de esta hiperactivación, conocer las propias reacciones y saber identificarlas como lo que son, mensajes internos que nos indican que hay algo que nos está afectando demasiado y tenemos que hacer algo al respecto.
Pero, ¿cuáles son estas señales?
Algunos ejemplos de hiperactivación pueden ser:
Sensación de cansancio físico
Dolores somáticos (migrañas, dolores estomacales, etc.)
Apatía, desgana a la hora de hacer cosas
Necesidad de aislamiento social
Irratibilidad y ansiedad física
Menor capacidad de rendimiento a la hora de hacer cualquier tarea
Cuando estamos sometidos a algún tipo de situación estresante para nosotros (y recordemos que no hay un punto de inflexión universal; cada uno de nosotros tiene un nivel de tolerancia único y diferenciado) aparecen alguna de estas manifestaciones físicas o emocionales que hemos descrito.
Este es el momento, pues, de hacer algo, de parar o alejarnos de la situación.
A veces simplemente es cuestión de distanciarnos del contexto que nos estresa; quizás ya ha llegado la hora de finalizar una cena, terminar o posponer una conversación que nos incomoda o bajar el ritmo de trabajo o estudios. Otras veces, sin embargo, no está en nuestras manos poner punto final a la situación y tenemos que seguir aguantando, como cuando uno está acompañando alguien con una larga enfermedad o tiene un hijo con problemas. En ambos casos, sin embargo, es nuestra responsabilidad cuidar e intentar encontrar la manera de recuperar las fuerzas que estamos perdiendo, proporcionarnos lo que necesitamos para volver a estar en forma en breve.
Por eso he pensado en algunas ideas que pueden ayudarte a coger fuerzas para salir de su sobre-estimulación y recuperar tu estado normal algo más rápidamente:
Recuerda que la sensación de saturación, de que ya tienes bastante, es algo que te protege y que necesitas para pasar a la acción y salir de una situación que no te es favorable. No es una buena idea seguir forzando y exponerse en exceso a lo que te acabará haciendo daño.
Anna Romeu, colegiada nº 11336 del COPC
Presidenta Emergencias del COPC y representante Española en EFPA Crisis & Disaster División
Especializada en Educación Emocional, Terapias y Formaciones
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