Últimamente se habla mucho de la importancia de la inteligencia emocional (IE), un tipo de inteligencia imprescindible para alcanzar éxito en la vida y poder llegar a un bienestar personal que todos buscamos.
Y muchos padres y madres me preguntan cómo ellos pueden ayudar a aumentar la IE de sus hijos desde casa, qué pueden hacer para fomentar las habilidades de sus hijos a la hora de conseguir sus objetivos. Siempre les contesto lo mismo: la familia y las relaciones más cercanas de un niño son su principal escuela de educación emocional, son su fuente de formación de la IE.
Como explica muy bien el psicólogo y escritor Daniel Goleman, la IE determina en un 80% la posibilidad de éxito de una persona. Esto significa que para conseguir lo que nos proponemos es muy importante haber desarrollado una buena IE, mucho más que tener inteligencia cognitiva o un cociente intelectual muy alto, ya que lo que determina si conseguirás lo que te propones es tu capacidad de gestionar tus propias emociones, las emociones de los demás y las relaciones interpersonales.
¿Cuáles son las habilidades que la familia puede ayudar a construir y mejorar en el niño para que pueda desarrollarse mejor a nivel emocional?
Básicamente hablamos de los siguientes conceptos:
Autoconciencia emocional
La familia más que cualquier otro ámbito de la vida es la principal escuela de emociones que existe. Las personas más importantes los primeros años de vida de un niño son su familia, y también son quien provoca la mayor parte de sus emociones y quién le puede enseñar a ser consciente de cuáles son estas emociones y cómo reconocerlas y validar -las. Desde el núcleo familiar los padres sobre todo, pero también el resto de personas que la conforman, pueden ayudar al niño a hacerse consciente de qué emociones está teniendo, a ponerle nombre y validarlas, sin juzgar ninguno de ellas.
Autorregulación
Las emociones que sentimos a veces nos alteran de forma que nos es difícil gestionar y poder responder a ellas de forma efectiva. Es la familia, una vez más, el principal actor en este aprendizaje; en casa se les enseña a gestionar las emociones que aparecen y a regularse cuando la ira o la tristeza, por ejemplo, son tan intensas que al niño le cuesta reaccionar. Con el ejemplo de la gestión emocional de los adultos, los niños van aprendiendo a identificar y gestionar sus propias emociones. Enseñar a autorregularse emocionalmente a un niño es un regalo para toda su vida.
Empatía
No sólo es importante saber reconocer y gestionar las propias emociones, también lo es poder ponerse en el lugar del otro, reconocer lo que está sintiendo o hacer previsiones sobre lo que podrá sentir en una determinada situación. La capacidad de empatía nos une como seres humanos, es un vínculo que ayuda a construir relaciones sanas entre personas y nos enriquece también personalmente. En la familia el niño aprende a descubrir las emociones de los demás y descubre que tiene alguna influencia en ellas, que puede decidir hacer cosas para mejorar o empeorar el estado emocional de quien le rodea. Fomentar la empatía por parte de los padres es la manera más fácil de construir una personalidad estable y segura de su hijo, con capacidad de convivir con otras personas
Habilidades sociales
Como convivimos con otras personas necesitamos una serie de habilidades que nos permitan ir gestionando las situaciones de más o menos conflicto que nos podemos encontrar en estas relaciones. La asertividad, la capacidad de poner límites a los demás, de saber decir no, de recibir y emitir críticas, etc., son habilidades que también se descubren en casa, con la interacción entre todos los miembros de la familia, y que luego lo niño podrá desarrollar y utilizar el resto de su vida. Los padres y madres son la principal fuente de educación emocional de los niños, sus ejemplos y sus referentes en este sentido.
Como padres y madres tenemos la oportunidad de enseñar a nuestros hijos todo lo que les será útil a la hora de relacionarse con sus propias emociones y las emociones de los demás. La educación en IE es un pilar fundamental del crecimiento de los niños y niñas, nuestros futuros adultos.
Anna Romeu, colegiada nº 11336 del COPC
Presidenta Emergencias del COPC y representante Española en EFPA Crisis & Disaster División
Especializada en Educación Emocional, Terapias y Formaciones
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