La Covid-19 es el virus que ha cambiado nuestras vidas casi en todos los sentidos.
Hemos perdido muchas personas queridas a causa de este virus, desgraciadamente, y también durante este tiempo de pandemia que estamos viviendo hay muchas otras personas que nos han dejado por otras causas.
Tanto si ha sido debido directamente por el virus como por otras causas, experimentar una pérdida de alguien importante para nosotros durante estos meses, durante el último año, ha sido especialmente duro.
Podemos identificar ya algunas características especiales del duelo por Covid-19 o en tiempos de pandemia, ya que hay ciertas circunstancias que lo hacen más punzante aún. Son muertes generalmente repentinas, inesperadas y rápidas.
Demasiadas veces hemos sido testigos de la pérdida de una persona que estaba sana y que contrae el virus y muere a los pocos días o semanas. En muchos casos, todo pasa muy rápido. La familia, los amigos, su entorno sufre una pérdida inesperada que puede convertirse en traumática.
Esta distancia entre la persona enferma y su familia, si finalmente se produce la pérdida, después puede convertirse en sensación de impotencia, hacer más difícil la aceptación de la pérdida, o incluso puede generar sentimiento de culpa por no haber podido cuidar a la persona querida hasta el final.
Todos estos factores son obstáculos específicos de esta época que estamos viviendo y que pueden dificultar la aceptación de la pérdida que se ha producido o la correcta elaboración del duelo que se está viviendo.
Otro momento importante que se ha visto alterado es el del momento de la muerte en sí.
Todos nos imaginamos el momento de nuestra muerte rodeados de las personas importantes en nuestra vida, siempre hemos oído decir que morir solo debe ser la peor de las muertes. Y ahora las personas que queremos murieron solas, porque no podíamos acompañarlas en este momento tan difícil.
Este hecho genera impotencia y rabia en quien quisiera estar, evidentemente. Son emociones naturales e inevitables por las circunstancias que nos toca vivir, son emociones que no podemos ignorar y que debemos gestionar para que no nos hagan más daño o durante demasiado más tiempo del que sea psicológicamente necesario.
Si aceptas tus emociones, cambias tu vida.
Anna Romeu, colegiada nº 11336 del COPC
Presidenta Emergencias del COPC y representante Española en EFPA Crisis & Disaster División
Especializada en Educación Emocional, Terapias y Formaciones
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