Querido 2023,
Quisiera empezar esta carta deseándote una buena entrada en nuestras vidas y pidiéndote que nos ayudes para que los buenos deseos que nos mandamos estos días se cumplan.
Nos enviamos mensajes llenos de buenas intenciones entre nosotros, con amor, ilusión y esperanza, deseando en secreto que lo que enviamos a los demás también se cumpla en nuestras vidas, tan faltadas muchas veces de lo mismo que deseamos a amigos y saludados.
Quisiera pues poder desear que el nuevo año que representas fuera un año de oportunidades y felicidad para todos nosotros, con la esperanza de que los proyectos que tu predecesor año 2022 ha visto empezar puedan florecer durante tu reinado, para que todo aquello por lo que nos hemos esforzado durante este año que estamos a punto de dejar atrás pueda ver la luz durante los meses que nos ofrecerás a partir de mañana mismo.
Te pediría todo esto y mucho más, porque cada cambio de año para mí es una nueva oportunidad, un momento de balance y de arranque para hacer este mundo algo mejor de lo que lo hemos encontrado.
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Pero no puedo hacerlo,
no puedo dar la espalda
a todo lo que me rodea.
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Me levanto con las noticias sobre el cambio climático, esa lenta destrucción del planeta en el que vivimos y sobre el que hemos llegado a tener tanta influencia que nos sentimos con la potestad de acabar con él impunemente, como si fuéramos dioses.
¿Quién puede hacer algo al respecto?
Todos, con pequeños gestos cotidianos, podemos poner nuestro granito de arena, por supuesto. Pero sobre todo “los de arriba”, los que tienen poder para decidir tomar acciones que tendrían un gran impacto.
¿De qué sirven estas grandes cumbres, si terminan sin una acción conjunta para poder frenar la dirección que llevamos?
¿Por qué no escuchan a los que entienden, a los que lo han estudiado y avisan una y otra vez de que nos lo estamos cargando todo?
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También escucho las estadísticas de las mujeres muertas a manos de hombres que decían que las amaban, un mes de diciembre especialmente dramático, pero sintomático de un año donde el poder y la violencia de algunos hombres se ha cebado especialmente en las mujeres a que decían querer.
¿Cómo puede justificarse con el amor
esta barbarie que vivimos?
Y ellas sólo son la punta del iceberg, las que engordan las estadísticas que salen en las noticias: la gran mayoría no salen en estos números, ellas son las que sufren en silencio humillaciones, gritos, golpes, control y celos absurdos, en nombre del amor siempre, en realidad ignorancia y muchas veces maldad absoluta.
Todos somos responsables, hombres y mujeres, y espero que tú, año 2023 que ahora verás la luz, puedas ser testigo del trabajo conjunto de todas las personas para acabar con un problema que nos deshumaniza y nos hace débiles independientemente del género.
También observo con preocupación cómo los precios de todo lo que necesitamos para vivir suben sin cesar, a la vez que los sueldos de unos no paran de bajar y los de otros se engordan cada vez más.
¿Dónde iremos a parar, con un mundo cada vez
con ricos más ricos y pobres más pobres,
dónde ha quedado la clase media
de la que estábamos tan orgullosos?
Cada vez que alguien me dice que necesita venir a terapia pero que no puede permitírselo me entristezco, al tiempo que siento vergüenza por el tipo de sociedad que estamos construyendo.
No quiero dejar a mis hijos un mundo donde unos cuantos privilegiados puedan tener mucho más de lo que ellos y sus siguientes generaciones necesitarán y la mayoría tenga que hacer números y tomar decisiones, priorizar qué es más importante a la hora de repartir sus ingresos.
Una vez más, ¿quién debe ocuparse de que las cosas vuelvan a ser más justas y equitativas? Ya ves, querido 2023, me ha quedado una bienvenida reivindicativa.
No soy pesimista, creo en las buenas intenciones y en el fondo pienso que las personas somos buenas por naturaleza, así que no me quejo sólo por quejarme. Reivindico parar y pensar, hacer autocrítica como especie que habita la Tierra, darnos la oportunidad de cambiar el rumbo que llevamos. Por eso es importante hablar claro, sólo así quien tenga que escucharlo lo hará.
Querido 2023, deseo que todo el mundo tenga una buena entrada de año, el año de la normalidad, donde la pandemia ha quedado prácticamente olvidada entre nosotros (con el permiso de China) y con ella todos los buenos propósitos que nos hicimos. Espero que durante tus meses reflexionemos sobre lo que no estamos haciendo bien y nos des la oportunidad de rectificar, eso es todo.
¡Muy buen fin de año y mejor entrada en 2023!
Si aceptas tus emociones, cambias tu vida.
Anna Romeu, colegiada nº 11336 del COPC
Presidenta Emergencias del COPC y representante Española en EFPA Crisis & Disaster División
Especializada en Educación Emocional, Terapias y Formaciones
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