"Ser altamente sensible te hace mejor padre o madre, seguro que sabes entender más fácilmente que los demás padres o madres lo que le ocurre a tu hijo en cada momento y cómo ayudarle"
Ésta es una afirmación que he escuchado a menudo, sobre todo últimamente que se habla con más asiduidad del rasgo de personalidad de la alta sensibilidad. Aunque puedo entender el razonamiento, lo cierto es que no lo comparto en absoluto. No es que los padres o madres que sean PAS tengan mayores facilidades que los que no lo son con sus hijos, sino que este rasgo de personalidad no determina la calidad de la paternidad o la maternidad en absoluto.
Hay padres o madres PAS fantásticos y los hay con el mismo rasgo de personalidad que son un desastre absoluto como padres. Y la mayoría, como siempre, estamos en medio de ambos extremos y lo hacemos lo mejor que podemos con nuestras equivocaciones y aciertos.
Dicho esto, sí que es cierto que tener alta sensibilidad determina en cierto modo tu vida, influye en la mayoría de las áreas de tu día a día, y la paternidad o maternidad no se escapa de este hecho.
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Un padre o madre PAS, ciertamente, tiene mayor capacidad de empatía, de captar detalles o de ser más reflexivos frente a sus hijos, comparados con el resto de padres y madres.
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Probablemente tendrán más facilidad para entender qué está pasando a su hijo en momentos de alta emocionalidad, tenderán a tomarse su rol de progenitor con mucha seriedad y reflexionando constantemente sobre ello y podrán captar ciertos detalles en las expresiones de sus hijos que los padres con sensibilidad normal no podrán.
Sin embargo, estas características no te hacen mejor padre sino un padre o madre que siente más cosas que los demás.
Lo que determina la calidad de la paternidad o maternidad es lo que se hace con esta información, cómo se gestiona y cómo esto revierte en la educación de los hijos. Lo que quiero decir es que ser capaz de oír y captar información en un nivel más alto no te hace ser más capaz de hacer un mejor uso de ello necesariamente.
Hay otros muchos factores que influyen en el estilo educativo y que determinan que un niño/a reciban una correcta atención y educación.
Y estos factores, como la propia educación y experiencias vitales, los otros rasgos de personalidad del padre o la madre, el tipo de relación de pareja de los padres o las propias características personales de los hijos, hacen que una persona pueda ejercer una mejor maternidad o paternidad.
Además, dependiendo de la percepción de la propia sensibilidad, también la sentiremos como una ventaja a la hora de la crianza de un hijo o como una dificultad que satura y no permite tener una buena relación con el rol de padre o madre.
En realidad, sin embargo, el rasgo de la alta sensibilidad puede ser un punto de calidad a la hora de ejercer la maternidad o la paternidad si este rasgo es vivido como un factor positivo para el padre o la madre. Si alguien aprecia su rasgo y sabe vivir respetando sus propias necesidades, respetando sus tempos y disfrutando de las sensaciones que su rasgo le permite experimentar, es probable que pueda transmitir estas características a sus hijos y facilite su crecimiento.
Ser padre o madre puede ser un reto importante para la persona con alta sensibilidad, ya que muchas veces hay momentos complicados, épocas estresantes o situaciones que pueden saturar emocionalmente a los PAS. Asimismo, pueden aportar mayor riqueza sensorial y emocional al mundo de sus hijos comparada con los padres o madres con sensibilidad normal.
Si eres un padre o madre PAS, ten en cuenta los siguientes aspectos a la hora de desempeñar tu rol:
Haz caso a tu intuición. Relacionarte con tus hijos, casi en todas las edades, es un mundo de sensaciones y emociones inmenso. Tú tienes capacidad de captar los detalles que los demás no perciben tan fácilmente, haz caso a lo que percibes y sigue tu intuición, raramente te equivocarás.
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Aprende a poner distancia entre tu sensibilidad y el mundo emocional y sensorial de su hijo. Especialmente si no tienes un hijo altamente sensible, él/a no siente las cosas como las sientes tú.
Haz todo lo posible por aprender a gestionar tus momentos de saturación relacionados con la maternidad o paternidad. Ser padre o madre no significa renunciar a tus propias necesidades, sigue respetándolas en la medida de lo posible.
Vigila tus interpretaciones sobre las emociones que captas en tu hijo/a. Inevitablemente verás que tus hijos tienen su propio mundo emocional y tú podrás darte cuenta de ello con facilidad, pero las interpretaciones posteriores que hacemos no tienen por qué ser ciertas. Pregunta a tu hijo, no sufras en exceso convirtiendo en realidad cosas que no necesariamente lo son.
Si tienes un hijo/a con alta sensibilidad, háblale del rasgo, enséñale a vivirlo con normalidad y a adaptarse al mundo sin dejar de lado su sensibilidad. Edúcalo en la alegría de ser PAS.
No te concentres con exclusividad en tu paternidad o maternidad. Cuida las demás áreas de tu vida y evitarás obsesionarte y saturarte en la crianza de tus hijos.
Ser un padre/madre con alta sensibilidad te hará feliz si conviertes tu rasgo en una ventaja, y hará que tus hijos disfruten de tu sensibilidad cuando tú seas consciente de cómo puedes conectarte con su mundo emocional.
Vivir es experimentar, sentir, aprender y crecer
Si aceptas tus emociones, cambias tu vida.
Anna Romeu, colegiada nº 11336 del COPC
Presidenta Emergencias del COPC y representante Española en EFPA Crisis & Disaster División
Especializada en Educación Emocional, Terapias y Formaciones
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