Esta noche llegan los reyes de oriente, es la noche de la ilusión y de los regalos, todos los niños y niñas irán a dormir con la esperanza de levantarse y encontrar todos los regalos que pidieron bien colocados bajo el árbol, o en la terraza, en el jardín o el comedor de su casa.
Es la noche de los padres que ejercen de pajes cargados con paquetes arriba y abajo, nerviosos envolviendo regalos a última hora e intentando mantenerse despiertos hasta que los niños duerman y ellos puedan hacer de ayudantes de esos reyes magos de oriente que van tan atareados y que necesitan la ayuda de los padres de todos los niños del mundo para que cada uno de ellos y ellas pueda tener sus regalos soñados.
Estos días me han preguntado mucho por el tipo de juguete más adecuado para los niños, por el sexismo que todavía impera en el mundo de los anuncios de juguetes, con el rosa todavía dominando el sector de muñecas y cocinitas y el azul el de los súper-héroes y juegos de construcción.
También me han hecho preguntas sobre la inevitable preocupación que sentimos todos por el predominio de las pantallas en el mundo infantil, cada vez más tecnificado y abierto a posibilidades infinitas y difíciles de gestionar por los padres.
Encontrarás mucha información al respecto y muchos expertos hablando sobre estos temas de forma impecable, seguramente no puedo aportar gran cosa que no se haya dicho ya.
Todo comienza ya desde el momento de escribir la carta los reyes: los niños son impacientes y ambiciosos en general, hacen listas larguísimas y les cuesta discriminar qué pedir, así que lo exponen todo.
Es una buena dinámica de gestión emocional para ellos ayudarles a elegir, descartar regalos, decidir qué piden y qué no.
Así se hacen conscientes de una gran realidad: en la vida no puedes tener siempre todo lo que quieres y debes aprender a elegir.
Elegir qué pedir y qué dejar en el mundo de las ilusiones es un gran aprendizaje para ellos.
También les introducimos así en la gestión de la frustración: el mensaje de que los reyes no lo pueden todo y que deben pensar en todos los niños y niñas del mundo, por tanto deben repartir y no hacer demasiadas diferencias entre todos es de los más educativos que podemos transmitirles también. No podrán recibir todo lo que piden, aunque seguramente se lo merezcan, y deben empezar a pensar también en el bien común, en los otros niños y niñas del mundo que también quieren y merecen regalos. Por tanto, ellos no pueden abarcar demasiado más que el resto, porque lo que hay que repartir.
Y finalmente llegamos a la noche de reyes propiamente: cuántos nervios, cuántas emociones, qué difícil acostarse y no poder pegar ojo.
Es un buen aprendizaje este de gestionar la emoción por algo tan querido y deseado como es el regalo de reyes que llevas un año esperando. Como cuando esperamos una noticia que llevamos tiempo deseando que pase o las vacaciones tan merecidas después de un año trabajando.
Son emociones anticipatorias que nos pueden desestabilizar y que está bien que aprendamos a reconocer y gestionar desde pequeños. Es natural estar nervioso cuando esperas algo que deseas mucho, pero esos nervios no deberían afectar negativamente a tu presente. Un trabajador no deja de hacer su trabajo la semana antes de irse de vacaciones, y un niño no deja de hacer caso a sus padres la noche antes de reyes, ¿verdad?
¿Y qué decir de la tentación de hacer trampas?
Los niños deben saber que si hacen trampas y quieren pillar a los reyes de oriente haciendo su trabajo se pueden quedar sin regalos. Recuerdo de pequeña la lucha interna entre querer verlos y ser de las pocas privilegiadas que les ha descubierto y el miedo a ser pillada y quedarme sin regalos, ya que conocía bien las normas.
No son necesarias muchas explicaciones más para entender que es una magnífica situación de aprendizaje social y de control de los impulsos.
Por tanto, padres y madres de todo el mundo, aprovechad la mágica noche de reyes para enseñar educación emocional a vuestros hijos.
Disfrutad de la alegría, gestionad la frustración y las tentaciones, regulad las explosiones de hiperactividad nerviosa de vuestros hijos y tened una preciosa y mágica noche de reyes.
Anna Romeu, colegiada nº 11336 del COPC
Presidenta Emergencias del COPC y representante Española en EFPA Crisis & Disaster División
Especializada en Educación Emocional, Terapias y Formaciones
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